El pasado mes de junio se puso en marcha CENLab, los talleres de divulgación científica de CENL pensados para los más jóvenes. En esta ocasión se organizaron en las Aulas de Lengua y Cultura Españolas (ALCE). El programa ALCE forma parte de la acción educativa exterior de nuestro Ministerio de Educación y a través de él se imparten clases a niños/as y jóvenes españoles (o hijos/as de españoles) de entre 7 y 17 años. La mayoría de ellos/as aprenden el castellano en casa. Esto, sin duda, ha facilitado la labor de Aitor Tejo, Andrea Vallés, Rodrigo García y Jeniffer Sanguino, los cuatro socios que, en esta ocasión, se encargaron de los talleres. Para conocer más sobre esta iniciativa, hablamos con Marina Arias, coordinadora del proyecto, patrocinado por la Fundación Ramón Areces.  

Marina, ¿qué talleres llevasteis a cabo en las aulas ALCE?

Esta iniciativa nació en 2019, en colaboración con el colegio internacional de Arnhem y este año realizado la segunda edición con seis talleres. Dado el perfil de las familias que llevan a sus hijos a los colegios internacionales (los padres suelen tener una formación académica alta y muchos de ellos son investigadores en activo), pensé que deberíamos aprovechar todo el conocimiento que existía en la propia comunidad. Organicé el primer «Día de la Ciencia» e invité a los padres que son científicos a participar en la iniciativa y a compartir su conocimiento con sus hijos y con todos los niños del «cole». Tuvo mucho éxito y, de ahí, se trasladó a las aulas ALCE.

En las aulas ALCE hicimos un proyecto piloto en dos aulas: la de Utrecht y la de Ámsterdam. En la primera, Aitor Tejo realizó un taller con 29 alumnos que tenían diferentes niveles de español, entre B1 y C1. En la de Ámsterdam, Rodrigo García, Jeniffer Sanguino y Andrea Vallés hicieron cada uno un taller para 22 alumnos de los niveles B1 y B2.

Aitor explicó la utilidad de las impresiones en 3D aplicadas a la medicina y por qué puede ayudar y mejorar el trabajo de los médicos. Mostró a su grupo diferentes materiales empleados en la impresión en 3D y le guio en el diseño de algunas piezas con la ayuda de programas informáticos como Ultimaker, Cura e Invesalius. Al final del taller, los alumnos participaron en un Kaboot sobre la impresión en 3D y se sorteó una pieza impresa.

Andrea preparó una actividad sobre las células cancerígenas y la importancia de las proteínas para nuestro organismo. Los alumnos pudieron observar muestras de diferentes células y comieron «chuches» con forma helicoidal, como las hebras de ADN. Jeniffer explicó qué es el hipocampo, la parte del cerebro más importante para el aprendizaje. Los alumnos pudieron manipular muestras biológicas y montaron puzles en los que tenían que encontrar el hipocampo, que tiene la particular forma de un caballito de mar. Rodrigo cerró la sesión mostrando diferentes maneras de simular la realidad, a través de sistemas informáticos, para interpretar los datos provenientes de investigaciones como las de Andrea o Jeniffer.

Como las aulas ALCE se enfocan en el aprendizaje de la lengua y la cultura españolas, se hizo hincapié en el léxico de los conceptos aprendidos ese día con nuestros científicos. Jugaron a discriminar la ortografía de dichos términos en un «pasa palabra» organizado con la ayuda de Esperanza Meseguer, la profesora referente de estas aulas.

De esta manera, los alumnos tuvieron la oportunidad de conocer a algunos miembros de CENL y algunas de las labores que se realizan a través de la asociación.

¿Recibisteis formación pedagógica para adaptar el contenido de los talleres a cada grupo de alumnos?

No, no recibimos ninguna formación pedagógica específica pero ya está incluido en el programa para futuras ediciones. Además, el colegio internacional de Arnhem se ofreció para impartir formación, para científicos, sobre cómo divulgar en positivo, de acuerdo con su filosofía de enseñanza.

En cualquier caso, sí nos marcamos objetivos didácticos. El primero, que todos los participantes pudieran aprender algo. Además queríamos que los talleres fueran muy interactivos y que en ellos se pudieran tocar y manipular materiales para integrar mejor los complejos conocimientos con los que íbamos a trabajar en nuestras clases. Y claro, antes de lanzarse a manipular nada, hay que dar una pequeña charla de introducción al tema, a lo que se va a ver, escuchar y a lo que se puede o no se puede  tocar o probar.

Aitor, Andrea, Jeniffer y Rodrigo tuvieron mucha libertad para innovar y elegir el mejor modo de transmitir su conocimiento científico, aunque compartí con ellos ideas y prácticas que funcionaron en el «cole» de Arnhem. Al tratarse de talleres impartidos por investigadores en activo, fueron ellos quienes prepararon los materiales adecuados para ser manejados por los alumnos de ALCE. CENL destinó un pequeño importe de sus fondos para apoyar esta iniciativa, por ejemplo, para compra de material. También se reembolsó el transporte a los voluntarios (aunque la idea es que vivan cerca del Aula ALCE donde van a impartir su taller).

¿Qué acogida tuvieron los talleres? ¿Cómo reaccionaron los alumnos de las aulas ALCE?

Muy buena. Tanto los profesores como los alumnos disfrutaron mucho y están deseando que se vuelvan a realizar en los próximos cursos.

Estos primeros talleres eran una experiencia piloto para calentar motores antes del curso 2022-2023, ¿qué objetivos os habíais fijado?

Sí, así es. Queríamos ver qué tal funcionaban los talleres en este ámbito de enseñanza, con niños y jóvenes cuya lengua materna no siempre es el castellano. Nuestro objetivo es poder realizar una jornada al año en cada una de las aulas ALCE. Las características y temáticas de los talleres se tendrán que adaptar al número de alumnos, a sus niveles de español y al número de voluntarios de CENL que puedan participar en esta actividad.

¿Qué primeras conclusiones habéis extraído de esta primera tanda de talleres?

Las impresiones han sido muy positivas. Todos quedamos muy satisfechos, pero nos dimos cuenta de que tenemos mucho trabajo por delante. Por una parte, comprobamos que es mucho más fácil captar la atención de los niños cuando se les ofrece la posibilidad de participar de forma activa en su aprendizaje. Por otra parte, desde CENL, debemos preparar los talleres con tiempo, para poder implicar al mayor número de voluntarios y para que todos disfruten de la actividad. Es uno de los objetivos para el curso 2022-2023. Además, al intercambiar nuestras opiniones, coincidimos en la falta de preparación de los científicos para llevar a cabo este tipo de actividades. Tenemos una gran voluntad y mucha ilusión por transmitir nuestros conocimientos a los más jóvenes de forma interesante y divertida, pero una cosa es la teoría y otra la práctica. Notas las carencias cuando te pones frente a los niños. El siguiente paso será ofrecer formación también a los científicos.

 ¿Qué talleres están programados para el curso 2022-2023? Además de las aulas ALCE, también os gustaría ir a colegios internacionales. ¿Tenéis ya confirmados talleres con alguno?

 Nuestra intención es llegar a todas las aulas ALCE y a los colegios internacionales que quieran sumarse a esta iniciativa. De momento, se han apuntado el colegio internacional de Arnhem, el de Rotterdam y el de Ámsterdam. La idea es trabajar con niños de primaria, pero ya hemos recibido solicitudes de dos escuelas de secundaria para hacer lo mismo con niños a partir de 12 años.

MÁS INFORMACIÓN SOBRE LAS AULAS ALCE

https://www.educacionyfp.gob.es/paisesbajos/oficinasycentros/centros-docentes/web-alcepaisesbajos/quienes-somos.html

https://crepaisesbajos.org/entrevista-a-javier-herreros-gil-director-del-programa-alce/

https://www.laregioninternacional.com/articulo/cgcee/alas-alce-miranda-futuro/20220201115058273121.html

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BEBA ARLANZON

Es licenciada en Filología y doctora en Traducción por la Universidad del País Vasco. Actualmente se encuentra en periodo de transición profesional orientada a la comunicación. 

Marina Arias

Marina Arias

Postdoc en la Universdidad de Wageningen

Marina Arias Royo nació en Barcelona y creció en Madrid. Se licenció en Biología en la Universidad de Alcalá de Henares y estudió Ciencias del Mar en Vigo. Trabajó durante cuatro años en el centro de Investigaciones agrarias Albaladejito (Cuenca), en el estudio agronómico de la leguminosa Vicia narbonensis y su contenido en sustancias antinutritivas. Se doctoró en la Universidad de País Vasco y llegó a Países Bajos, junto a su familia, en 2018, con un contrato postdoctoral Marie Curie. En los últimos 8 años ha investigado los aspectos agronómicos del diente de león ruso, Taraxacum koksaghyz, la generación de su mapa de ligamiento y estudios sobre el comportamiento apomíctico de la especie. En su tiempo libre, es coordinadora del programa de divulgación científica CENLab.